sábado, 20 de octubre de 2012

SOBRE LA HORA AZUL

                 Ocean Dancing. Cabaret de la avenida Leandro N Alem. Foto 1939



Decir que la Argentina tiene una obsesión con los muertos es hoy un lugar común. Sí. Pero precisamente es esa caracterización (la del lugar común) la que sigue emanando sentidos a la difícil tarea de definir una identidad. Los ejemplos son numerosos. Y recorren el amplio abanico de las relaciones con la muerte: desde la profanación (el cuerpo embalsamado de Eva Perón, trofeo y campo de batalla), pasando por la mutilación (las manos de Perón - sordos mensajes de la mafia política) hasta la presencia fantasmal de los muertos entre los vivos (Él, omnipresente, en el discurso diario de Cristina). El canibalismo, entonces - motor de este cabaret, espacio de subversión del orden establecido, tabú que se presenta de manera feliz, a modo de entretenimiento - tiene más de un punto de conexión con esta filia argentina: la manera en que los muertos conviven con los vivos se parece bastante a la ingesta de carne humana. Sí - claro: ideas para algunos un poco traídas de los pelos - pero no por eso menos atractivas a la hora de pensar un espectáculo que nos hable, a la hora de pensar la manera de hacer y construir teatralidad.

Alejandro Tantanian